La cosmovisión de los mayas es un aspecto fundamental de su cultura y forma de entender el mundo. Se caracteriza por una visión integrada y ordenada de la naturaleza, donde todo está interrelacionado. Los mayas concebían el universo como una compleja estructura de planos horizontales poblados por fuerzas sagradas, que determinaban los cauces de todo acontecer. Este universo se dividía en tres grandes ámbitos: el cielo, la tierra y el inframundo, cada uno con sus propias características y deidades asociadas.
En la cosmovisión maya, el ser humano forma parte de un todo unitario con su mundo, sin asumirse como dueño para dominar y explotar la naturaleza. Los mayas tenían una concepción diferente del mundo de los valores y del lugar del hombre en el cosmos, donde se destacaba la responsabilidad de la existencia y la interconexión con la naturaleza. Además, la cosmovisión maya incluía la idea de que el ser humano y el mundo están consubstancialmente unidos, lo que refleja una profunda conexión entre el ser humano y su entorno.